sábado, 10 de septiembre de 2016

EXPOSICIÓN EN TORRE DE JUAN ABAD. septiembre 2016.




Hoy y cada día que pase seguiré siendo un pintor de las palabras, un pintor que se deja influir por lo que le regala la vida.





Por eso quiero dejar aquí, en esta exposición, constancia de ese empeño que mantengo por captar aquello que me produce gratas sensaciones.






Levantar el aire a mi paso, sumergirme en un vaso de agua, observar lo cotidiano de la vida desde una ventana, esperar el paso del tiempo mientras saco forma a unas naranjas o a unas ciruelas, mezclar colores en el pequeño mundo de mi paleta, apagar una vela con la levedad de un suspiro, regalar cartas de amistad eterna, recortar la hiedra que cierra el paso a la gratitud, encender la luz del alma y escribir palabras de tinta y versos para abrazar al mundo con la humildad del que le queda mucho por aprender.





Quiero que todo aquel que deslice sus pies por esta sala  mantenga la vista congelada, el alma despreocupada, que deje el desasosiego en su casa. Quiero que me perdonen si no estoy a la altura de lo que se espera de mí.





Que piensen que siempre seré un alumno, nunca un maestro.




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